Los libros cuarto y quinto que conforman la segunda parte del Florambel de Lucea se terminaron de imprimir el 22 de junio de 1532, en el taller vallisoletano de Nicolás Tierry, el mismo que había estampado la primera parte de la obra de Francisco Enciso de Zárate. Estos dos libros, dedicados asimismo a don Pedro Álvarez de Osorio, IV Márques de Astorga, en los que se ratifica la condición fabuladora de su autor, constituyen la continuación de la primera parte y dejan abiertas las líneas narrativas que el propio Enciso desarrollara en la tercera y última parte de la obra, conservada actualmente en manuscrito.