Probablemente Feliciano de Silva sospechó que la Cuarta parte de Florisel de Niquea sería la última de las entregas amadisianas que compondría. Esta obra salió de las prensas salmantinas de Andrés de Portonaris en 1551, tres años antes de la muerte de su autor. Apareció subdividida en dos libros, y precisamente es en el segundo de ellos donde se percibe más claramente que Silva intuía que no iba a tener la oportunidad de continuar el ciclo: a pesar de algunas menciones a un futuro tercer libro, el escritor decidió cerrar prácticamente todas las líneas argumentales. Así, Felismarte de Grecia, el último vástago del linaje amadisiano, se mantuvo como mera mención al final del texto.